No estoy aquí para demostrarte nada.

miércoles, 28 de agosto de 2013

Era de madrugada cuando se levantó. Allí estaba sola. Tenía el rime corrido de tanto llorar. Sus labios ya no eran color carmesí, ahora daban notar un tono púrpura. Él no estaba allí, se había marchado. Fue entonces cuando comenzó a pensar. Se dio cuenta de que eso no estaba hecho para ella. Quiso excusarlo sin ningún resultado. Quiso también excusarse a ella. Por nuevo que fuese para ella, esa fue la primera vez que se arrepintió de haberse creído mayor.

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